Cuarentena y ansiedad.

Aún cuando algo (una guerra, una pandemia, una catástrofe natural) afecta a todos los miembros de una sociedad, cada persona responde de una manera diferente. 

En los estudios sobre resiliencia (capacidad humana para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso ser transformado por ellas), se habla de un factor X, que indica que no se puede predecir cómo va a reaccionar una persona frente a un hecho disruptivo o traumático. Se pueden hacer estimaciones, pero hay un factor X que nos puede sorprender.  

El más ansioso y pesimista puede desplegar algunas herramientas que nunca imaginó tener, así como aquella persona súper positiva puede llenarse de miedos y disminuirse. 

Lo que se pone en juego en cada uno es la reacción frente a la incertidumbre, a lo amenazante.

Ante la situación de amenaza, lo que sucede es algo así como que todos nos dirigimos a la baulera, a buscar las herramientas defensivas para hacer frente a esta adversidad. Y cada uno encuentra las propias… algunas son defensas más sofisticadas, flexibles, otras están gastadas, otras rotas, otras requieren un service, pero eso sí es imperativo tener registro de qué herramientas internas tenemos para responder a la situación. 

Y esto es clave para aumentar nuestra sensación de inmunidad y para que nuestras defensas no nos hagan más daño que el “enemigo” en sí. 

Un indicio de nuestra respuesta al estrés es preguntarnos: ¿Qué diálogo interno tengo frente a esto que sucede? ¿Qué pensamientos tengo en primer plano durante todo el día? ¿Cómo está mi cuerpo?

Si uno pudiera escuchar el audio interno que va rumiando durante el día, podría entender más la respuesta anímica que genera nuestro organismo. Más allá de lo que escucho en los medios, en el entorno, en las cadenas de WhatsApp, ¿qué respuestas internas me doy a mí mismo cuando la incertidumbre apremia? 

He recibido llamados de pacientes con variedad de manifestaciones físicas que culminaron con llamados al 107 con síntomas “sospechosos” (tos, febrícula, trastornos gastrointestinales, afecciones dermatológicas, taquicardia, falta de aire, mareos, cefaleas, toda clase de somatizaciones) que fueron descartados: muchas de estas manifestaciones eran generadas por el alto grado de ansiedad que va escalando con el correr de los días. 

Caplan (en psiquiatría comunitaria), refiriéndose a las fases de la respuesta a las crisis colectivas dice que luego del impacto agudo la persona se siente muy afectada y frustrada por no poder superar la situación de la manera habitual. Si la amenaza persiste se puede producir una desorganización psíquica, dado que uno reconoce una limitación para hacer frente a lo que le sucede. Eso genera, además del estrés, una sensación de confusión, desvalimiento y un sentimiento de indefensión. 

Ahí la tensión emocional puede aumentar hasta niveles insoportables. 

Es clave ser consciente de ello y poder activar señales de ayuda para no incrementar el nivel de ansiedad y perjudicar nuestro equilibrio psicofísico, y no, por el contrario, naturalizar el hecho de estar todo el tiempo con esa sensación insostenible. La sensación de pánico tiene un efecto negativo en nuestra inmunidad, así como también altera nuestra capacidad ejecutiva, encargada de tomar decisiones en situaciones puntuales. 

Esto no significa necesariamente pedir ayuda profesional, pero sí, al menos poder hablar de ello con alguien, darle lugar a ese nudo en el pecho, drenar esa ansiedad con una conversación con alguien receptivo y no alarmista. Las conversaciones sanan. Y si no sanan, alivian. 

La ansiedad nos va a acompañar estos días; está descontado, ya lo podemos asumir. Pero no le asignemos el papel principal. A lo sumo, uno de reparto. No le demos el control de nuestras vidas. 

Es llamativo que muchas personas deciden no mirar noticieros durante el día, pero sí lo hacen a la noche, y luego se acuestan intoxicados de tanta información. Desde ya considero que la negación no ayuda, uno debe informarse, para tomar conciencia del contexto y tomar medidas de cuidado. 

Decodificar de una manera autorreferencial todo lo que escucho y creer que eso me va a pasar a mí o a mis seres queridos, genera un circuito nocivo. Y esto produce una sobrerreacción de nuestro organismo.  

La información en la medida apropiada, que me permita tomar medidas de preparación que puedan preservarme es una estrategia de supervivencia. Pero si esta anticipación inunda mi aparato psíquico, no me prepara; me fulmina. 

“Aquel que lucha con el monstruo debería cuidarse de convertirse en uno. Cuando miras largo tiempo el abismo el abismo también mira dentro de ti.” (Nietzsche F. ,Más allá del bien y del mal,1886).


Lic. Valeria Bedrossian

valeriabedrossian@gmail.com
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Comentarios

  1. diana farias dice:

    así es los primeros días creí que ya tenia ese virus , cambiaba de canales , miraba todas las noticias , anoche no pude dormir bien , hoy decidí no escuchar noticias , y a pesar que no creí que podría concentrarme ,me bañe , me puse mi mejor perfume y escuche música
    me hizo bien ya no siento ese agujero en el estomago , veo si esta noche puedo descansar , gracias Valeria

    1. Anónimo dice:

      Hola es tan cierto todo, una situación muy fea. Gracias por tus palabras.

    2. Valeria dice:

      Gracias por el comentario y por poder expresar lo que le pasa a muchísimas personas, el tema de sentirse tan implicado en el tema y llevarlo a uno mismo. Es importante poder salir de esa etapa, aunque luego por momentos, uno pueda volver a sentirse vulnerable. Pero lo importante es no quedarse todo el tiempo expuesto a esas sensaciones. Un abrazo enorme

  2. Tamara Gabarret dice:

    Hola vale…tan cierto todo…mucha ansiedad y difícil tanta incertidumbre, me cuesta mucho correr mi pensamiento de lo q nos está pasando, dejar de rumiar, correr el foco, me ayudan tus textos…seguí escribiendo

    1. Valeria dice:

      Sí Tami, es un proceso muy cambiante, un desafío poder correr el foco, estar informado pero no sucumbir a la ansiedad y al miedo que son dañinos y paralizantes. Siemppre darse cuenta es ya dar un salto y no quedarse pegado al malestar. Gracias por estar y ayudar a compartir estas sensaciones. Un abrazo

  3. Anónimo dice:

    Buen articulo claro,conciso y educativo,sirve para descubrir nuestras capacidades y fortalezas

    1. Valeria dice:

      Muchas gracias. Sí, la idea es también tomar esta situación como una oportunidad de identificar y potenciar nuestros recursos, un beso.

  4. KARINA B dice:

    Hola Vale , lo que decís es muy cierto, por momentos logramos recurrir a nuestros pensamientos positivos y enfocarnos , pero otras veces nos invaden esos temores y hasta cosas que nos ha pasado ; que uno lo tenía como tapado, o dejar el pasado. Esta cuarentena me hizo florecer extremos de situaciones de vida y aislamientos mentales que una vez había pasado. ¿Que saco de esto ?que lo pasé y ahora lo voy a pasar tamb.

    1. Valeria dice:

      Hola Kari, gracias por compartir tu experiencia. Lo que sucede en estos casos es que tanto nosotros como el contexto son muy cambiantes, entonces es un desafío cada día sostener nuestro ánimo para sobrellevarlo lo mejor posible. Y también todo lo que nos resuena, como esto que comentás de tu experiencia anterior. Tal vez esto te da la oportunidad de tomar conciencia de todo lo que atravesaste y cuán fuertes han sido tanto vos como tu familia. Eso es de un valor enorme, reconocer la fortaleza, que tal vez en el momento que lo pasaron ni podían ser conscientes de la situación (una especie de anestesia que te ayudó a superarlo). Y ahora al verlo es reconfortante y puede dar mucha potencia. Sentir que uno «puede». Un abrazo.

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