Shakespeare fue un maestro en reflejar la naturaleza ambivalente del ser humano, con sus luces y sombras, mostrando en sus tragedias mecanismos psicológicos universales. Arquetipos que podemos encontrar en nosotros mismos, en mayor o menor escala.
La tragedia de Hamlet muestra el dilema al que se ve sometido el príncipe de Dinamarca ante la muerte de su padre:
El rey de Dinamarca es asesinado por su hermano Claudio, tío de Hamlet, quien usurpa el trono y se casa, sin respetar las costumbres, con la viuda y madre de Hamlet, Gertrudis. Hamlet ignora la causa de la muerte de su padre, hasta que el fantasma del mismo se le aparece y le refiere lo sucedido. Le pide venganza.
Hamlet consternado, promete obedecer pero su naturaleza dubitativa y melancólica posterga la acción, se hace pasar por loco y se sumerge en grandes planteos existenciales entre los que se destacan “Ser o no ser”.
Se debate entre la acción y la parálisis, entre la conciencia del bien y del mal, entre el sentido y el sin sentido del mundo, entre lo moralmente elevado y lo vulgar. Todas estas reflexiones calan hondo y van postergando toda posibilidad de acción que se ve demorada incesantemente.
Exceso de reflexión, duda, inseguridad, postergación de la acción configuran un particular modo psicológico que ha sido denominado “síndrome de Hamlet”.
El drama de Hamlet: La eterna indefinición.
Hamlet se debate continuamente entre “Qué es más noble para el alma, sufrir los designios de la caprichosa fortuna, o armarse y luchar contra un mar de adversidades, hasta vencerlas y acabar con ellas”.
Características del síndrome de Hamlet:
- Exceso de reflexión. Personas muy inteligentes que se sumergen en planteamientos teóricos analizando todas las aristas de un tema con las sucesivas ramificaciones del mismo.
- Imposibilidad de definir una acción a seguir.
- Duda y ambivalencia. Los pros y contras se debaten permanentemente y no se logra una jerarquización de unos sobre otros.
- Búsqueda de un apoyo externo para definir dada la dificultad de hacerlo por sí mismos.
- Miedo a equivocarse que lleva a la dilación y a la parálisis.
- Son muy influenciables.
- Dificultad para liderar.
- Pierden oportunidades por la demora, el miedo a decidir se transforma en su mismo depredador.
- Deciden cuando ya no queda otra opción, obligados por los hechos y, muchas veces de forma precipitada.
- Miedo a la responsabilidad de tomar una decisión.
- No pueden alinear sentimiento, pensamiento y acción.
La dificultad para tomar decisiones debido a ese exceso de análisis, se puede transformar en una limitación que se esconde en eternas disertaciones internas, que nunca llevan a una definición.
Es un desafío poder identificar cuándo el pensamiento, en lugar de ser productivo se convierte en una rumiación obsesiva.
“Hamlet representa el tipo de hombre cuya virtud espontánea para la acción, ha sido paralizada por el desarrollo excesivo de la actividad de pensamiento.”
S. Freud
Lic. Valeria Bedrossian
valeriabedrossian@gmail.com
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excelente! creo que lo padezco. me encanta ser reflexiva y analizo por muchos ladps un asunto antes de tomar la decisión. y una vez tomada la vuelvo a evaluar. de todos modos me gustan los cambios que hice y hay en mi vida.
Gracias, es bueno tener en cuenta que se trata de rasgos. Es importante estar atentos para que esta reflexión sea productiva y no se convierta en una limitación. Gracias por tu comentario. Saludos
Cruel sintomatología que conduce a la anulación del individuo y a la manipulación de sus actos, decisiones y destrucción de su autoestima, con final abierto en sus consecuencias.
Hola! Gracias por tu aporte. En todo síndrome hay una manifestación que va desde lo que serían rasgos, (en cuyo caso uno puede ir teniendo cierta autonomía) hacia lo que sería una caracteropatía, cuando esto se vuelve patológico. En ese caso si es importante pedir ayuda profesional. Saludos.