Acerca del propio viaje del héroe: Las crisis como aventura de transformación

Siempre me atrajo la estructura mítica y mágica del viaje del héroe. 

¿De qué habla el llamado monomito o periplo del héroe? Es una estructura narrativa que refleja un viaje iniciático que surge a partir de un llamado interno, una situación de crisis personal en el que uno se ve inmerso en conflictos, desorientación y necesita tomar decisiones que implican consecuencias trascendentes para la propia existencia. A través de ese recorrido se emprende un camino de transformación. Todos vivimos al menos uno de esos «viajes» en nuestra vida. 

El desafío de ser fiel a la propia evolución.

A partir de algún desencadenante externo (una pérdida, un evento disruptivo, un revés de la vida) o a veces interno, las personas atravesamos momentos de crisis vitales que constituyen una amenaza a la construcción del mundo que teníamos hasta ese momento.

¿Aceptas el llamado o lo ignoras?

Una vez que aceptamos o que se impone transitar ese proceso, aparecen desafíos y pruebas; incertidumbres y replanteos; pero es inevitable seguir ese camino por la interna convicción del propósito vital que allí se juega. Una parte nuestra sabe que es el camino de «lo verdadero».

En ese proceso de crisis, uno va sintiendo que las grandes verdades que nos daban identidad se desdibujan; el sentido de lo que uno hace, de lo que quiere y hasta de lo que uno es se ve puesto en jaque. Los pilares que nos sostenían se ven en riesgo de derrumbe. Y eso conmueve nuestro mundo interno y externo. 

De pronto el ego no puede refugiarse en esas verdades de etiqueta que lo venían sosteniendo. Ya no nos podemos identificar en el mundo de la formas. El alma se hace presente de una manera intempestiva y todo parece un huracán en nuestro interior. Se suceden momentos de oscuridad y momentos de iluminación.

Para sanar es preciso meter los pies en el barro, aunque sea un ratito. Hay cosas que no se pueden «limpiar» desde afuera. 

En el camino aparecen, siempre, ayudantes y mentores, para quienes están dispuestos a verlos y dejarse acompañar algún tramo del recorrido o simplemente recibir un guiño. Porque, hay que decirlo, atravesar ese proceso, aunque nadie nos lo enseña, se siente por momentos desolador. Me gusta sentir que hay otros viajeros con los que me cruzo, que no soy la única viviendo una odisea cada tanto. Hay otras almas nobles siendo sacudidas en un proceso de búsqueda y deconstrucción. 

Ciertas estaciones del viaje nos conectan con momentos oscuridad, de pérdida de perspectiva, de inmersión en las propias sombras y sensación de “¿Saldré en algún momento de estas nubes de incertidumbre?

Nos educan para una vida estable, sin advertirnos ni prepararnos para estas vicisitudes de la existencia. Y sin embargo, a pesar de los periplos de esa aventura, también ese desorden está lleno de encanto y de sorpresas. También en el caos, aparece la magia, el regocijo por la aventura. 

Es altamente estimulante saber que nos estamos animando a trascender. Es un privilegio mudar la piel cada tanto. ¿La vida no es acaso esa transformación permanente?

Cuando uno aumenta su percepción se presentan revelaciones espontáneas.

Asistirás a momentos de la verdad al desnudo. La aceptas o la niegas. Te dejas transformar o sigues el camino de la anestesia: “Lo que hacen todos”. El camino del ego es cómodo. No hay duda.

No obstante, lo verdadero se impone e insiste. Más fuerte o tímidamente, pero la verdad te habla en silencio. Empezar a escuchar el silencio puede ser un camino a la fuente de las verdades ocultas. 

Así, a medida que vamos conectando con esa sintonía fina, la verdad se empieza a manifestar como holográficamente. En todos lados. Y son pequeños regalos. Sensaciones nuevas. Ideas. Insights. Improntas que adquieren sentido. En cada parte podemos ver algo del todo.

Cuando estamos dispuestos a ver, aparece la información porque la disposición a aprender está dentro de nosotros. Esas revelaciones se le hacen visibles a quien está despierto. Al que está anestesiado, se le presentan como puntos ciegos. No podrá ver aquello que no está dispuesto a admitir internamente. 

“… no esperes ver fuera de ti al maestro que aún no ha nacido en tu interior. Puede pasar todos los días frente a ti y no reconocerlo… Puede estar todos los días junto a ti y no verlo”. Anónimo.

«Una y otra vez, eres llamado al reino de la aventura, eres llamado a nuevos horizontes. Cada vez, hay el mismo problema: ¿me atrevo? Y luego, si te atreves, los peligros están ahí, y la ayuda también, y el cumplimiento o el fracaso. Siempre existe la posibilidad de un fracaso.

Pero también existe la posibilidad de felicidad».

Joseph Campbell.


Lic. Valeria Bedrossian

valeriabedrossian@gmail.com
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