En la práctica de la psicoterapia, surge muchas veces esta pregunta que pone en evidencia el modelo de pareja que cada persona tiene adquirido…que lleva a replantearse la forma de relacionarse y a cambiar viejos arquetipos que ya no son estimulantes para el desarrollo mutuo.
En este proceso de indagación personal se transita por interrogantes tales como:
¿Qué modelo interno de pareja tengo adquirido? ¿Me permite desarrollarme? ¿Cómo funciono cuando estoy en pareja? ¿Puedo seguir siendo yo mismo estando con el otro? ¿Renuncio a personas, espacios y/o situaciones que considero estimulantes para mí? ¿Le doy espacio a mi pareja para desplegarse?
Si estar en pareja obstruye el desarrollo de la subjetividad, va a resultar frustrante para el ser más íntimo y generará un conflicto interno entre la tendencia al desarrollo personal y las demandas de la relación.
Se está generando la necesidad de un cambio de paradigma en el concepto de pareja dado que el actual no resulta enriquecedor sino paralizante del desarrollo de las personas.
Ha aumentado considerablemente el número de consultas por trastornos en el deseo sexual y la falta de ganas de estar juntos. Si lo analizamos a la luz de lo antes expuesto, los condicionamientos resultan aniquilantes para la libido, se pierde el deseo porque hay obligación, exigencia, demanda. Y eso es contrario a lo espontáneo que requiere la atracción y el deseo de estar cerca.
¿Quién no ha escuchado alguna de estas frases en personas a su alrededor?:
“Quiero estar sólo”, “Necesito encontrarme conmigo mismo/a”, “Ya no quiero que nadie me esté diciendo lo que tengo que hacer, o a dónde tenemos que ir”, “Estando sólo puedo disponer de mi voluntad”: hacer lo que me gusta.”
O sea que estar en pareja se ha desvirtuado por completo…
Lo que se observa en las consultas de parejas es la necesidad de separarse no necesariamente del otro en cuestión, sino del modelo de relación existente en el cual se ve a la pareja como un factor de perturbación, no de apoyo y amor. La llamativa cantidad de separaciones y divorcios sumada a la elevada cifra de personas que deciden estar solas, es un indicador de este modelo en el que se ha perdido el aspecto creativo y nutritivo que puede aportar la situación de estar en pareja.
Las personas que pueden modificar ese modelo mental y abrirse a una nueva perspectiva pueden compartir un espacio de pareja sin sentir amenazada su integridad ni sus espacios personales. Pueden sentir al otro y a la relación como un estímulo para su crecimiento personal vital en un contexto amoroso que potencia toda luz.
Apropiarse de uno mismo estando en pareja, recuperar espacios de disfrute personales, reconocer la propia autonomía en decisiones, encontrarse haciendo lo que uno desea y compartirlo, no desde la fusión sino desde el entusiasmo y la libertad de caminar con alguien sin sentirse obligado sino deseoso de seguir descubriéndose, descubriéndonos en libertad.
Lic. Valeria Bedrossian