El divorcio es un proceso que puede tomar varias formas de acuerdo a los términos en los que la pareja hayan podido resolver su separación, especialmente desde el plano emocional.
Puede ir desde formas consensuadas hasta procesos conflictivos para todos los integrantes del sistema familiar, incluso para los hijos, que muchas veces quedan atrapados en los vínculos de los adultos.
No es lo mismo quienes han atravesado una larga relación que fue sufriendo un desgaste que parejas que, por diferentes motivos, tienen un corte abrupto. En este caso, el alto impacto emocional es lo que impide elaborar la ruptura y poder resolverla con claridad y aceptación. Quien queda muy dañado (por dolor, ira, tristeza) tendrá que lidiar con ese caudal de emociones al tiempo que se produce el alejamiento. Desde esa vulnerabilidad es menester pedir ayuda, contar con una red, para atravesar este proceso y poder salir fortalecido. Es muy alto el costo emocional de las personas que no logran repararse afectivamente ante una separación.
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Lic. Valeria Bedrossian
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